Martes, cinco de la tarde.
Voy caminando por San Luis y doblo en Italia. Oigo el grito de una mujer que viene de la vereda de enfrente. La veo cruzar corriendo, con una nena en brazos. Los gritos son para un tipo que está parado frente al portón trasero de una camioneta negra, una 4x4. Lo primero que pienso es que se trata de una pareja porque, mientras ella lo insulta, los dos suben a la vereda y empiezan a caminar lentamente hacia San Luis. De repente, ella se da vuelta y empieza a buscar la participación de los tres o cuatro que estamos mirando. Mira primero a un flaco que sostiene un estuche de violín, y después a mí. Nos pide que vayamos y lo caguemos a trompadas. Es cuando ella usa el verbo robar que reconfiguro la escena. El tipo estaba tratando de abrirle la 4x4. Ahora está llegando a la esquina. Lo raro es que no parece estar escapando: parado tranquilamente, espera el semáforo para cruzar. El del violín y yo nos miramos, indecisos. Pero ella no está dispuesta a esperarnos. Camina decidida hacia mí y, mientras apura un tenemelá, arroja la nena en mis brazos. El tipo ya estaba cruzando y ella lo alcanza al llegar al otro lado. Lo vuelve a insultar y le pega un par de manotazos en la espalda. Alguien grita que ya llamaron a la policía. A todo esto yo, transformado en niñero involuntario -pero eficaz, porque la nena se quedó en mis brazos sin resistirse, e incluso ahora apoya su cabecita en mi hombro- caminé detrás de la mujer y me detuve cerca del cordón. El tipo apenas se defiende y sigue caminando despacio, incluso más lento que antes, por Italia hacia San Juan. Eso es lo me sigue haciendo dudar. Es relativamente joven y parece sano. ¿Por qué no se escapa? Aparece un tipo con un bebé en brazos y se para al lado mío.
-Qué loca, no -le digo.
El tipo apenas me mira y por toda respuesta levanta las cejas. La mujer vuelve a cruzar. Viene hacia mí y me saca la nena sin decir palabra. Camina hacia la 4x4, mientras sigue puteando sola. El tipo con el bebé en brazos la está siguiendo. Suben a la camioneta -los cuatro adelante, maneja él- y se van.
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